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lenguaje inclusivo

El lenguaje inclusivo de género, además de tener fundamentos lingüísticos, tiene objetivos sociales. Con ello, se comenzó a usar la letra «e» para incluir a los géneros dentro del lenguaje, pero tanto la RAE como el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, han dejado en evidencia que la inclusión lingüística nada tiene que ver con el uso de la e.

Cada vez es más frecuente que se pronuncien las palabras ”amigue”, “todes”, “les”, “nosotres”, entre otros, donde se sustituyen las vocales “a” y “o”. Pero el uso de la letra “e” como marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español. Así lo dice la RAE en donde añade que además es innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género.

Sin embargo, en los tiempos que corren democratizar el lenguaje y dar visibilidad social a los géneros femenino y masculino con el propósito de avanzar a una sociedad más igualitaria y transparente, desde el punto de vista del género lingüístico, es de gran importancia. En ese sentido, El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ha publicado una Guía de Lenguaje Inclusivo de Género como un punto de partida para que el propio personal de la institución cuente con herramientas que faciliten un uso inclusivo del lenguaje en las comunicaciones escritas y verbales, contribuyendo a la eliminación de estereotipos de género, sesgos sexistas y diversas formas de discriminación que constituyen la base de la desigualdad.

El documento deja en claro que el sistema lingüístico del español ofrece posibilidades para que no haya discriminación sexual en su uso, existiendo múltiples recursos lingüísticos que no requieren un desdoblamiento continuo como la única solución al sexismo en el lenguaje.

Así entonces, se esclarece aún más que el lenguaje inclusivo nada tiene que ver con la e. De hecho, en 2018, la RAE presentó el primer manual de estilo del idioma español, con el fin de servir de guía práctica para resolver todas aquellas dudas surgidas de la evolución en los últimos años respecto al lenguaje donde desde el primer capítulo se mantuvo la postura de rechazar el tipo de expresiones como “todxs”, “todes” o “tod@s” por considerarlas “innecesarias”, sosteniendo que las palabras en masculino «pueden abarcar el femenino en ciertos contextos».

Incluso, el entonces director de la RAE Darío Villanueva expresó: «El problema es confundir la gramática con el machismo».

Pero… el lenguaje inclusivo es importante

Un lenguaje inclusivo tiene un gran significado porque su uso es una forma consciente de buscar el ejercicio de la equidad y la justicia social. La clave está en hacerlo correctamente utilizando las alternativas que la comunicación pone a disposición para que lo que se escriba o exponga sea más respetuoso con la diversidad y la dignidad de las personas, que es lo que el documento del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, ofrece vía sugerencias que ayudan a visibilizar a las mujeres y lo femenino, sin tener que repetir palabras y expresiones y con ello, cansar a quienes leen o escuchan.

Luciano Rojas, analista de Reclutamiento y Selección de Proyecta Impacto, explica que además, tras la llegada del giro lingüístico, «el lenguaje tuvo un cambio paradigmático, siendo entendido como creador de realidades, pues nos reafirma como humanos, permitiéndonos pensar, constituir nuestras identidades, socializar y coordinar acciones que generan realidades diversas».

Por ende, un uso correcto e integral del lenguaje permite cambiar las dinámicas establecidas y el percibido poder subyacente en los discursos sociales, los cuales atraviesan lo humano y establecen los límites de la experiencia.

Asimismo, con una guía como la publicada por El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, se puede evitar lingüísticamente la asimetría de géneros, perpetuada e insaturada socialmente mediante la sinécdoque de lo masculino como lo universal, negando la posibilidad semántica de lo femenino.

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Danielle Vernier

Periodista y escritora especializada en empresas, sostenibilidad, medioambiente, política y sociedad.