A inicios de este año, el Informe de Riesgos Globales 2022, expuso que los principales riesgos para este año serían la crisis climática, las crecientes diferencias sociales, los mayores riesgos cibernéticos y la recuperación global desigual, ya que la pandemia todavía estaba y está, latente. Dentro de lo anterior, lo que más preocupa es la crisis social y ambiental.
El informe también mencionó que, mientras los principales riesgos a largo plazo se relacionaban con el clima, las preocupaciones globales a corto plazo incluían las diferencias sociales, las crisis de formas de subsistencia y el deterioro de la salud mental. A esto, se sumó que los expertos consultados dijeron que la recuperación económica global sería volátil y desigual para los próximos tres años.
Yendo atrás en el tiempo, Martín Jacques, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR) y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, publicó una columna de opinión en noviembre de 2019 a través de Codex Verde y cuyo nombre es «Crisis social y cambio climático: Conozco unos cuentos (sobre el futuro)».
En ella habla sobre la necesidad de un “nuevo pacto” frente a la inacción humana de abordar efectivamente la crisis climática. Jacques encuentra paralelos evidentes entre aquello y la coyuntura del país, usando como ejemplo lo que detonó el estallido social de fines de octubre de 2019. Es decir, saber que hay una olla a presión a punto de explotar, pero se prefiere actuar como si aún hubiera tiempo.
De hecho, el investigador profundiza en la analogía entre la anticipación de la crisis climática y la crisis social, en donde el futuro del clima, y, por lo tanto, de la Tierra y la Humanidad, depende grandemente de las decisiones que, como sociedad global, se tomen ahora y no seguir actuando, en palabras de Jacques, como si se pudiera seguir estirando el elástico.
Pero, lo que ha sido causado por acciones humanas como lo es la crisis climática, vuelve en efecto boomerang generando crisis sociales. El dossier Crisis climática como cuestión social, de Matias Dalla, de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, publicado en noviembre de 2022, estudia la crisis climática a escala global y los altos impactos que tienen para el conjunto de la región latinoamericana.
En él se expone que Naciones Unidas señala que la mitad de los daños humanos y económicos causados por catástrofes en los últimos cincuenta años están relacionados con el agua y el clima. Solo los desastres relacionados con el agua han causado cerca de 1,3 millones de personas fallecidas y representan el 50% de todas las catástrofes sociales y económicas.
Así entonces, el dossier indica que el cambio climático es el principal desafío que afrontan las ciudades y los territorios, convirtiéndose en el problema público de escala global más apremiante. Pues la crisis climática responde no solo a factores naturales, sino también, a factores antrópicos determinados social y culturalmente, donde uno de los aspectos más discutidos sobre el cambio climático refiere a los impactos sociales generados y la capacidad y efectividad de las políticas de adaptación y mitigación para hacer frente al cambio climático.
El escrito continúa explicando que la crisis ambiental, entendida como aquella que se ha generado por la forma en que el ser humano se ha vinculado con el medioambiente (Martínez Castillo, 2010; p. 107) y en su relación con la sociedad en general, en términos de apropiación, producción, explotación y consumo, es considerada como parte de la cuestión social. Así entonces, la cuestión social es entendida como una dificultad fundamental que pone en riesgo la cohesión de una sociedad hasta su fractura y en este sentido, la crisis climática se ha convertido en la cuestión social imperante del siglo XXI a punto tal que la misma especie humana está en riesgo de desaparecer por la rápida destrucción de las condiciones naturales de la vida humana y su ecosistema.
Lo anterior deja en evidencia que las ciencias sociales deben investigar más eficazmente las “causas humanas, vulnerabilidades e impactos” del cambio ambiental y sus impactos en la organización social, política y económica. Así mismo, las ciencias sociales y las ciencias físico naturales deben integrarse más estrechamente para responder a la transformación de la sociedad ante el cambio ambiental global.