Presidenciales en Chile 2025: ¿qué prometen los candidatos?

Entendiendo que se aproxima la primera vuelta de las presidenciales en Chile 2025, hemos desarrollado este artículo que busca compartir las visiones de cada candidato presidencial respecto al desarrollo sostenible, los desafíos ambientales y su rol en la economía del país.

El escenario de preocupaciones y prioridades para Chile es amplio y diverso, y contrario de lo que se puede creer, dentro de esas prioridades y preocupaciones, la ciudadanía también exige claridad sobre cómo se afrontará el cambio climático, y las propuestas de los candidatos presidenciales 2025 adquieren un peso estratégico para el futuro de las empresas y también de los chilenos y chilenas.

Este artículo comparte los programas presidenciales, con foco en desarrollo económico y sostenibilidad para el Chile que viene.

En noviembre de 2025 Chile elegirá un nuevo presidente (es muy probable que se requiera una segunda vuelta presidencial) ¿Que prometen los candidatos presidenciales de Chile 2025 en materia reactivación económica y compromisos con la sostenibilidad?

Evelyn Matthei, José Antonio Kast, Johannes Kaiser, Jeannette Jara, Franco Parisi, Eduardo Artés, Marco Antonio Enriquez Ominami, y Harold Mayne Nicholls. representan visiones muy distintas. ¡Vamos a conocerlas!

Toma tu taza de café porque ahora te compartimos las propuestas en desarrollo económico y compromisos de sostenibilidad, para ayudar a comprender cómo cada candidato podría influir en el futuro del país respecto a ambos tópicos.

Evelyn Matthei (RN, UDI y Evópoli., Demócratas y Amarillos por Chile) busca posicionarse como la candidata a Chile del crecimiento económico con orden. Ante ello, propone un shock económico para sacar a Chile del estancamiento, acompañado de metas ambientales ambiciosas.

A diferencia de otros candidatos de derecha, Matthei integra un capítulo climático sólido. Propone lograr la carbononeutralidad al 2050 y electrificar al 100% el transporte público en un plazo de cinco a diez años. Observadores destacan que Matthei «aborda la acción climática como desafío de Estado» y presenta uno de los planes más completos en medioambiente.

Este ciclo no es un ejercicio aislado, sino continuo y dinámico. Debe repetirse regularmente y actualizarse según cambien las operaciones o surjan nuevos riesgos.

José Antonio Kast (Partido Republicano, derecha conservadora) propone un giro marcado hacia el libre mercado y el orden. Tras liderar la oposición a las reformas de Boric, Kast enfatiza en «volver a hacer competitivo a Chile» mediante la reducción del Estado y empoderar al sector privado.

En sostenibilidad, adopta una postura escéptica de los enfoques regulatorios actuales, priorizando una transición pragmática que no frene la economía. No presenta un plan climático exhaustivo; más bien advierte contra «ideologismos» que pongan en riesgo la competitividad.

Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario, derecha ultraliberal) presenta el programa más disruptivo. Diputado y figura polémica en redes, Kaiser propone una transformación profunda inspirada en el libertarismo clásico: Estado mínimo, mercado máximo. 

Su eslogan de campaña habla de iniciar «una nueva era de paz, libertad y prosperidad».

Al mismo tiempo, relativiza la agenda climática global, considerándola parte de un dogma que Chile no debe seguir acríticamente y se desmarca abiertamente del consenso climático, sin un capítulo ambiental robusto en su programa de gobierno.

Jeannette Jara (Partido Comunista, abanderada del pacto Unidad por Chile, apoyada también por socialistas, Frente Amplio y centroizquierda) encarna la continuidad del oficialismo pero con ajustes moderados para ampliar su base. Exministra de Trabajo del actual presidente Gabriel Boric, Jara ganó la primaria de la izquierda con un discurso de «crecimiento con justicia», buscando equilibrar la reactivación económica con reducción de desigualdades.

En lo ambiental, adopta una perspectiva integral pero con foco en oportunidades económicas verdes. Su programa no tiene un capítulo separado de clima (lo integra en desarrollo productivo) lo cual algunos expertos interpretan como debilidad. Su foco está en la transición energética acelerada.

Artés (Unión Patriótica) plantea un modelo de economía patriótica y popular orientado al socialismo, centrado en la independencia económica de Chile. Para ello propone expropiar las empresas estratégicas en manos de capital extranjero y pasarlas al control estatal, instaurando la planificación central como base de la política económica.

En términos de emergencia climática, vincula la sostenibilidad con la soberanía energética. Propone impulsar decididamente las energías renovables aprovechando las ventajas geográficas de Chile.

Enríquez-Ominami  (Independiente) propone un nuevo pacto productivo donde el Estado y el mercado trabajan aliados para reactivar el crecimiento con equidad. Su programa rechaza tanto el estatismo total como el libre mercado sin control, buscando recuperar capacidad industrial con crecimiento sustentable y valor agregado en vez de depender de la extracción de materias.

MEO reconoce la «triple crisis ambiental» (cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación). Frente a ello, su programa plantea transversales políticas climáticas y de sostenibilidad. Promete una moratoria ambiental: no permitir nuevos proyectos extractivos en ecosistemas frágiles y una estrategia de Economía Azul Regenerativa para aprovechar el océano de manera sustentable y ampliar las áreas marinas protegidas efectivas al 50% para 2030, posicionando a Chile como potencia oceánica y líder regional en acción climática.

Harold Mayne-Nicholls se presenta con un enfoque de centro moderado que busca crecimiento económico con cohesión social. Plantea reactivar la economía generando empleo y dando seguridad tanto a inversionistas como a trabajadores, de modo que el progreso llegue a todas las familias.

Respecto a la emergencia climática, integra la sostenibilidad ambiental como eje fundamental de su programa, afirmando que el desarrollo debe ir de la mano de la protección del medioambiente.

Franco Parisi plantea una serie de medidas para reactivar la economía y aliviar el costo de la vida. Destaca la eliminación del IVA a los medicamentos y la devolución universal del IVA para los productos de la canasta básica. Asimismo, busca incentivar la innovación privada mediante una red nacional de inversionistas «ángel» con incentivos tributarios, permitiendo que empresas e inversionistas accedan a descuentos fiscales si financian startups de alto impacto en sectores estratégicos del país.

En materia ambiental y climática, enfatiza la educación sostenible y la participación ciudadana para fortalecer la resiliencia. Propone implementar la certificación obligatoria de «Escuelas Sostenibles» en todo el país al año 2030 e instaurar Asambleas Ciudadanas Climáticas que destinen un 15% del presupuesto municipal a proyectos locales de resiliencia frente al cambio climático.

En adaptación, impulsa una «revolución hídrica», propone el plan «Municipios Cero Residuos» y busca aprovechar las Reservas de Biosfera de Chile integrándose a esquemas de financiamiento y gobernanza.

La elección presidencial de 2025 presenta un abanico ideológico extraordinariamente amplio, desde un Estado fuerte protector social hasta el mercado más libre posible. 

En conjunto, los candidatos coinciden en la urgencia de reactivar la economía, generar empleo y atender desafíos como la crisis climática, pero difieren radicalmente en el cómo.

Para el mundo empresarial chileno, la decisión definirá el entorno de negocios de los próximos años: ¿Un Estado interviniendo para garantizar equidad (Jara), un impulso pro-mercado con estabilidad tradicional (Matthei o Kast), la vía ultraliberal sin precedentes (Kaiser) o un experimento centrista-popular apoyado en innovación (Parisi)?

Un elemento transversal es que la sostenibilidad ya forma parte del debate económico en 2025: todos los programas mencionan, en mayor o menor grado, la transición energética, el cambio climático o la protección de recursos naturales.

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